Google sabe absolutamente todo. Desde mi nombre, dirección, mi edad, mi correo electrónico, el modelo de mis teléfonos, mi compañía celular, mi plan y mi consumo de internet y de teléfono. Las fotografías que he tomado con mi teléfono Android, con la opción de Fotos. Los sitios a los que vas (claro si se tiene el uso de internet durante el viaje y el lugar de estancia). Incluso cosas como los nombres de mis contactos y sus direcciones y teléfonos. Todo esto gracias a “aceptar los términos y condiciones de Google”. Esto no debe de ser del todo malo, pues en mi caso, no tengo registro alguno de haber viajado pues mi historial de ubicaciones está apagado. Al dar en la opción de configuración de anuncios esto fue lo que apareció. También mi edad es desconocida, pues no lo la he agregado. En conclusión. Realmente, ¿cuánto sabe Google de mí? Claramente todo, pero esto puede solucionarse, con configuraciones de privacidad, historial, activar datos o desactivar datos, etc. Después de todo, eso está dentro del marco legal, pues como repito, al aceptar los términos y condiciones de Google al crear una cuenta Gmail se acepta el acceso a mi información y datos, y no puede hacerse mucho o nada. No pagas tu correo ni tu servicio de videos en dinero contante y sonante, sino en datos. Como dice Lee Munson, investigador de seguridad de Comparitech, "la información es la nueva moneda de cambio". "Es una mina de oro. Para Google ha representado miles de millones de dólares", lo respalda Jonathan Sander, vicepresidente de Estrategia de Producto de Lieberman Software. Y eso es Google, que consistente con su interés declarado de actuar con transparencia, permite que veas -si bien por un método un poco engorroso- lo que sabe de ti. "Si quieres saber quién te está haciendo seguimiento, usa esta regla: si el servicio es gratis, tus datos son el producto", le dice Sander a BBC Mundo.
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